El sobrecansancio es el enemigo número uno del sueño de nuestros hijos y hay que prevenirlo a toda costa!! Cuando un bebé/niño está despierto más tiempo de lo que su edad tolera, la mente está en un estado de sobre estimulación y su organismo segrega cortisol, la hormona del estrés. Estos niveles de cortisol le dificultan poder mantener un sueño tranquilo, entrando en un estado de alerta haciendo mucho más difícil conciliar el sueño y descansar.
¿Cómo afecta el sueño de mi hijo?
❕Está demasiado cansado para conciliar el sueño, pelea mucho más la hora de dormir.
❕Será más difícil hacer siestas porque va arrastrando el cansancio, hará siestas más cortas.
❕Ocurren más despertares nocturnos, porque se le hará más difícil conectar ciclos de sueño.
❕Se despierta antes de las 6 am listo para empezar su día.
¿Cuáles son las señales más claras?
- Llora y grita.
- Está más irritable.
- Está sobreexcitado.
- Arquea la espalda o se pone rígido.
- Le cuesta conciliar el sueño a pesar de que muestre signos de cansancio.
¿Cómo evitar el sobrecansancio?
La clave está en estar pendiente de las señales de sueño y seguir las ventanas de vigilia apropiadas para la edad de tu hijo. Las ventanas de vigilia es el tiempo estimado que tolera despierto acorde a su edad y es una gran referencia para ir buscando ese tiempo ideal que necesita para estar despierto. (Recordemos que son tablas referenciales porque son promedios, si tu hijo se despierta un poco antes o un poco después y de buen humor, está bien).
Algunas recomendaciones:
✔️Establecer horarios regulares para dormir: asegurémonos de que duerman las horas recomendadas para su edad, esto les ayudará a recuperarse y estar más alerta durante el día.
✔️Equilibrar las actividades: es maravilloso que nuestros hijos exploren diferentes intereses, pero no debemos saturar su agenda. Prioricemos las actividades que realmente disfrutan y que les aporten beneficios.
✔️Tiempo para relajarse: aseguremos momentos tranquilos en su día, sin pantallas ni estímulos, para que puedan descansar su mente y cuerpo.
✔️Comunicación: hablemos o veamos a nuestros hijos, entendiendo cómo se sienten. Si notamos que están cansados o agobiados, apoyémoslos y adaptemos su rutina si es necesario.
❣️Démosles tiempo para jugar, soñar y descansar. Recuerda que cada niño es único, y debemos respetar sus necesidades individuales.
